Miguel López Illán [TO-2389]


Miguel López Illán (de profesión barbero)
era natural de Calera y Chozas y murió el día 24/08/1940.

Muerto en cumplimiento de sentencia


Otros datos que tenemos de Miguel son:

Apodo: 
"El Quintana"
Edad: 
31
Sexo: 
Hombre
Partido: 
PSOE
Filiación sindical: 
UGT
Lugar de muerte o condena: 
Talavera de la Reina
Circunstancias: 
Ejecutado

Observaciones*: 
Hijo de Félix y Eustaquia. Miembro de la Sociedad de Agricultores de Calera (FNTT-UGT) desde 1931. En su barbería se celebraron reuniones de militantes socialistas. Al estallar la Guerra Civil, fue miliciano en su localidad, prestando servicios de guardia en la estación de ferrocarril. Se trasladó a Madrid a finales de agosto de 1936, ante la llegada de las tropas sublevadas. En la capital se alistó al Batallón Pablo Iglesias, siendo encuadrado en la 4ª Brigada Mixta del Ejército Popular. Con ella permaneció destinado en la defensa de Madrid hasta mayo de 1938, cuando fue transferido a la 207ª Brigada Mixta, donde trabajó como barbero. Fue detenido al regresar a su municipio natal el 8 de abril de 1939. Tras permanecer encarcelado en el cuartel de la Guardia Civil, donde fue interrogado, fue encarcelado en la prisión de Talavera de la Reina el 28 de agosto de ese año. En esta ciudad fue condenado a muerte por el Consejo de Guerra Permanente nº 9 el 25 de octubre. Fue fusilado al amanecer del 24 de agosto de 1940, junto a varios compañeros socialistas y vecinos de Calera y Chozas: Anastasio Colilla Rodríguez, Donato Guerro Pavón, Jacinto Mancera García, Eusebio Martín Cruz, Cecilio Martín Montes, Ambrosio Sánchez González y Martín Varela del Río.

Fuentes: 
José Manuel Sabín (Registro Civil). Archivo General e Histórico de Defensa

Investigadores: 
José María Ruiz Alonso / SEFT / Adrián Sánchez Castillo. Proyecto Censo de Represaliados de la UGT (Fundación Francisco Largo Caballero).


*Nota aclaratoria: el campo “observaciones” puede contener información relativa a las acusaciones formuladas contra las víctimas por los tribunales franquistas. En ningún caso se sostuvieron sobre principios de verosimilitud o legalidad. Los juicios sumarísimos fueron meras ficciones que crearon una supuesta verdad jurídica sin pruebas. En ningún caso ni los juicios ni las acusaciones pueden ser tenidos por verdad.

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