Santiago Monteagudo Gómez [AB-5806]


Santiago Monteagudo Gómez (de profesión chófer)
era natural de Navas de Jorquera y murió el día 12/08/1942.

Muerto en cumplimiento de sentencia


Otros datos que tenemos de Santiago son:

Edad: 
41
Sexo: 
Hombre
Estado civil: 
Casado/a
Residencia: 
Albacete
Filiación sindical: 
UGT
Lugar de muerte o condena: 
Albacete
Inicio de la condena: 
09/04/1939
Delitos: 
Adhesión a la rebelión
Tribunal: 
Causa 348-39 (Casas Ibáñez)
Sentencia: 
Pena de muerte

Observaciones*: 
Santiago Monteagudo fue acusado de ser el conductor del camión que trasladó a siete presos de Navas de Jorquera a Albacete y durante el transcurso fueron asesinados. Un familiar de Santiago nos aporta un testimonio en el que testigos presenciales cuentan que un grupo de hombres armados irrumpieron una noche en su casa y lo obligaron a transportar a Albacete a unos vecinos de su pueblo. Durante el camino presenció la ejecución de los detenidos. Según relató a su familia al volver, él pudo morir también ese día, pero uno de los hombres armados lo impidió, diciendo que no tenía nada que ver y que era un hombre trabajador con seis hijos y finalmente le dejaron marchar. El camión le fue requisado. Con el final de la guerra fue detenido y condenado a muerte en el consejo de guerra del 22 de junio de 1939. La sentencia fue ejecutada el 12 de agosto de 1942 en Albacete. Inscrito por orden del Comandante Militar fue enterrado en la fosa común, patio 1º, fila 16, número 6. Exhumado el 16/10/1948 a nicho de restos patio 2º, fila 53, número 4. Exhumado el 19/01/1981 a patio nuevo de restos fila 31 número 4.

Fuentes: 
Archivo General e Histórico de Defensa 14504/4/Manuel Ortiz Heras, Violencia, conflictividad y justicia en la provincia de Albacete (1936-1950), 1994/Libro del Cementerio de Albacete/Testimonio de un familiar

Investigadores: 
Manuel Ortiz Heras/Yolanda López y Mercedes Galiana/Julián Vadillo Muñoz


*Nota aclaratoria: el campo “observaciones” puede contener información relativa a las acusaciones formuladas contra las víctimas por los tribunales franquistas. En ningún caso se sostuvieron sobre principios de verosimilitud o legalidad. Los juicios sumarísimos fueron meras ficciones que crearon una supuesta verdad jurídica sin pruebas. En ningún caso ni los juicios ni las acusaciones pueden ser tenidos por verdad.

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