Cipriano Fernández Alcaide [TO-1182]


Cipriano Fernández Alcaide (de profesión jornalero)
era natural de Calera y Chozas y murió el día 20/12/1940.

Muerto en cumplimiento de sentencia


Otros datos que tenemos de Cipriano son:

Apodo: 
"El chaparro" y "Caloto"
Edad: 
25
Sexo: 
Hombre
Partido: 
PSOE
Filiación sindical: 
UGT
Lugar de muerte o condena: 
Talavera de la Reina
Circunstancias: 
Ejecutado

Observaciones*: 
Hijo de Vicente y Faustina. Miembro de la Sociedad de Agricultores de Calera (FNTT-UGT) desde 1931, con carnet nº 707. Miliciano al estallar la Guerra Civil, ingresó en el Batallón "Talavera", donde alcanzó el grado de sargento y combatió en su sección de morteros. Con esta unidad luchó en Navalmoral de la Mata. Se trasladó a Madrid tras la caída de Talavera, donde las milicias talaveranas formaron el 2º Batallón del Regimiento "El Socialista", donde siguió combatiendo en su sección de morteros. Ingresó el 17 de junio de 1937 en el cuerpo de Carabineros, siendo encuadrado en la 5ª Brigada Mixta del Ejército Popular. Hasta el 30 de agosto de ese año estuvo destinado en el frente del río Tajo, desempeñando tareas de sabotaje en la Zona franquista, en el propio término municipal de Calera. Fue ascendido a sargento el 12 de septiembre de ese año. Detenido al regresar a Calera y Chozas al término de la guerra, el 19 de abril de 1939, fue encarcelado en la cárcel de Talavera el 1 de septiembre del citado año, siendo sometido a consejo de guerra sumarísimo y condenado a muerte el 24 de octubre de 1939 por el Consejo de Guerra Permanente nº 9. El 20 de diciembre de 1940 fue fusilado en dicha prisión. Fotografía: Archivo fotográfico FPI.

Fuentes: 
José Manuel Sabín (Registro Civil). Archivo General e Histórico de Defensa.

Investigadores: 
José María Ruiz Alonso / SEFT / Adrián Sánchez Castillo. Proyecto Censo de Represaliados de la UGT (Fundación Francisco Largo Caballero).


*Nota aclaratoria: el campo “observaciones” puede contener información relativa a las acusaciones formuladas contra las víctimas por los tribunales franquistas. En ningún caso se sostuvieron sobre principios de verosimilitud o legalidad. Los juicios sumarísimos fueron meras ficciones que crearon una supuesta verdad jurídica sin pruebas. En ningún caso ni los juicios ni las acusaciones pueden ser tenidos por verdad.

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