César Uceda Muñoz [AB-8126]


César Uceda Muñoz (de profesión funcionario municipal)
era natural de Ossa de Montiel (Albacete) y murió el día 14/02/1942.

Muerto en cumplimiento de sentencia


Otros datos que tenemos de César son:

Edad: 
35
Sexo: 
Hombre
Estado civil: 
Casado/a
Residencia: 
Ossa de Montiel (Albacete)
Partido: 
Izquierda Republicana (desde agosto de 1936)
Cargo público: 
Secretario del Comité de Defensa de Ossa de Montiel (Albacete) desde el 21/07/1936 a 23/08/1936, organizando el servicio de vigilancia. Ocupó el mismo cargo de Secretario en el Frente Popular (hasta octubre del 36) de Ossa de Montiel (Albacete).
Actividad en la guerra: 
Secretario de Izquierda Republicana.
Lugar de muerte o condena: 
Tapias del cementerio de Albacete
Inicio de la condena: 
03/05/1939
Circunstancias: 
Se celebró un consejo de guerra anterior, el día 3 de noviembre de 1939, con idéntica sentencia, aunque ésta no se hizo firme y el consejo se repitió el día 3 de julio del 41.
Delitos: 
Adhesión a la rebelión
Tribunal: 
Causa nº 1124-39 (Albacete)
Sentencia: 
Pena de muerte

Observaciones*: 
Casado con Otilia Campos Gómez desde el 23 de noviembre de 1927. Se le encausa por el asesinato del cura de Ossa de Montiel, Juan Martínez Ramos, al entender que "por su cultura superior a la de los dirigentes rojos con los que estaba compenetrado se le considera conforme con que el asesinato del Sacerdote se cometiera". Inscrito por orden del Comandante Militar. Enterrado en nicho Gª Nuestra Señora de la Merced (San José) patio 3º fila 225 número 3

Fuentes: 
Archivo General e Histórico de Defensa, caja 14610/3 / Manuel Ortiz Heras, Violencia, conflictividad y justicia en la provincia de Albacete (1936-1950), 1994 / Libro del Cementerio de Albacete / Asociación Fosa de Alcaraz

Investigadores: 
Manuel Ortiz Heras / Yolanda López y Mercedes Galiana / Lucía Crespo Jiménez


*Nota aclaratoria: el campo “observaciones” puede contener información relativa a las acusaciones formuladas contra las víctimas por los tribunales franquistas. En ningún caso se sostuvieron sobre principios de verosimilitud o legalidad. Los juicios sumarísimos fueron meras ficciones que crearon una supuesta verdad jurídica sin pruebas. En ningún caso ni los juicios ni las acusaciones pueden ser tenidos por verdad.

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